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Las personas con trastorno del espectro autista (TEA) se caracterizan, sobre todo, por un modo particular de procesar la información. Estos componentes diferenciales se centran principalmente en las competencias para elaborar relaciones conceptuales y categoriales entre los estímulos nuevos y los conocimientos previos, lo cual se asienta sobre una base causal predominantemente genética, relacionada con los procesos funcionales interrelacionados convergentes para realizar sinapsis interneuronales, de las cuales, al menos, hay 102 genes responsables.Estas peculiaridades exigen desarrollar los ajustes didácticos adaptados a las capacidades diferenciales de las personas con TEA, con el fin de mediar en el proceso de creación de estas relaciones interconceptuales y facilitar su crecimiento social y curricular. Pero, si no existe un proceso de diagnóstico altamente preciso, que se concrete de forma temprana, estas hipótesis no podrán ser aplicadas, por lo que muchos niños y niñas o bien no serán diagnosticados o lo serán erróneamente.Pues bien, se estima que aproximadamente en 1/54 niños y niñas nacidos se presentan características específicas del TEA en menor o mayor intensidad; sin embargo, los niveles porcentuales de diagnóstico todavía no alcanzan el 25 % de la frecuencia de la población esperada y, aunque en la actualidad se han mejorado los índices porcentuales y la fiabilidad del diagnóstico, todavía estamos muy lejos de alcanzar la cuota media de estas estimaciones. Este libro intenta, precisamente, aportar un esfuerzo más para facilitar las vías de diagnóstico, su validez y fiabilidad y, en consecuencia, mejorar la vida de las personas con TEA