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Desde Gutenberg, el ojo humano ha conformado el concepto de belleza tipográfica. Tanto la página y sus márgenes, como el carácter, la línea, el párrafo, el interlineado, el interletrado o el propio blanco del ojo de la letra, han generado, según la época, cánones y proporciones determinados. Estos criterios estéticos se articulan a partir de unas medidas basadas en la altura de x, los ascendentes y los descendentes o la amplitud de línea, transmitidos las más de las veces de ojo a ojo. La medida ha sido, junto con la mirada subjetiva de los tipógrafos, la fuente de referencia más fiable -aunque diversa-, para que las comunidades tipográficas encontraran puntos de relación en sus trabajos impresos. ¿Por qué la divina proporción, la proporción áurea, o su quebrantamiento consciente o inconsciente, han sido motivo de debate en busca de la belleza tipográfica? ¿Por qué el punto y la pica subsistieron como unidades de medida incluso tras el establecimiento del sistema métrico decimal? ¿Cómo opera la tipometría en el entorno digital? La tipografía ha permitido al ser humano transmitir su intuición a partir de la letra y, por extensión, al texto diseminado en la página; sin embargo, subyacen en ella medidas precisas, tan imperceptibles como notorias, sobre las que se asienta, hasta llegar a nuestros días, la arquitectura de la proporcionalidad. Este libro se acerca desde el rigor histórico a la evolución del concepto de medida, al devenir de la medición tipográfica y a su aplicación concreta en el ámbito del diseño gráfico, en un intento por explicar cómo se han establecido los modelos y estructuras de validez generalizable en culturas de tradición diversa