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En la línea clásica de los test de Binet y del Beta, Wechsler incluye una subprueba de figuras incompletas en el WISC. Parte de la hipótesis de que la capacidad para captar visualmente los objetos familiares y para determinar la ausencia de detalles esenciales frente a los no esenciales o indiferentes es una medida válida de la inteligencia general, aunque no en forma altamente significativa. Según Guildford, la prueba de figuras incompletas quedaría definida por los siguientes factores: cognición visual-auditiva o capacidad para diferenciar elementos figurativos presentados en cierto orden; previsión perceptiva o capacidad para darse cuenta de las posibilidades implícitas en un contexto figurativo, y selección de relaciones figurativas o capacidad para elegir las relaciones figurativas más acordes con un criterio establecido. Este tipo de ejercicios resulta atractivo para el niño o la niña, exigiendo un mínimo de verbalización, y por ello útil para las niñas y los niños con los que necesitamos «romper el hielo» en el diálogo: permite relajar la tensión verbal. Por otra parte puede ser útil para evaluar la capacidad de aquellos niños y niñas que, poseyendo una percepción adecuada, son torpes en la reproducción visomotora.