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Sin existencias
«Nadie quería a los Pissimboni. Vivían en una casa cubierta de hiedra en lo alto de una colina, lo suficientemente distanciada de las demás casas como para que todo el mundo considerase que vivían fuera del pueblo. Formaban una familia de muchos hermanos y nadie sabía si el patriarca y su mujer, Ignacio y Martina Pissimboni, todavía estaban vivos. Nunca se les veía por el Pueblo, y sus habitantes ya se habíanacostumbrado a no pensar en ellos. Nadie les quería ni se preocupaba ya por aquella familia. Tampoco ellos pensaban en nadie ni querían a nadie». Sònia Hernández narra una sorprendente historia de tintes kafkianos que desafía con destreza los límites de la ficción y constituye una hermosa metáfora sobre la libertad.