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El asedio de Cádiz, el más largo de las campañas napoleónicas, condicionó toda la Guerra de la Independencia entre 1810 y 1812. Fue una larguísima batalla –continua, rutinaria, ina cabable, desesperante, de gran desgaste– de treinta meses de duración, que resultó fundamental para el desenlace de la lucha y para el destino político de España. Por sus repercusiones militares y políticas, el fracaso del asalto francés a Cádiz es una de las acciones más trascendentes durante la contienda en la Península. Ninguna otra tuvo tan grandes consecuencias. No cabe duda de que, de haber conseguido los atacantes sus objetivos, la guerra habría llegado a su fin, y la historia de España habría sido muy diferente. A lo largo de todas las guerras napoleónicas no ocurrió nada com - parable al asedio de Cádiz. Es decir, el sitio de una ciudad, defendida perfectamente de acuerdo con las máximas del Arte de la Guerra, en cuyo baluarte se hizo fuerte el Gobierno nacional. Y al mismo tiempo y, por vez primera, se hizo visible la representación de toda la nación, pues, durante tan prolongado asedio, la ciudad de Cádiz se convirtió ante los europeos en el boulevard de la liberté, en palabras del abate de Pradt. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, el significado de aquel asedio y su trascendencia se fue borrando de la memoria frente a otros hechos que hoy resultan más conocidos. Esta es la historia que se cuenta en este libro.