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¿Alguna vez te has planteado si el declive de la Inquisición fue decadencia, abolición o reconversión, o qué ocurrió en Iberoamérica con las nuevas formas de sociabilidad en la Ilustración? En este libro y, con la ayuda de fuentes documentales, se resolverán estas dudas y otras más que vayan surgiendo a lo largo de la investigación. El Santo Oficio peninsular fue el primero, en Occidente, en abolir el uso de la tortura para extraer las confesiones al reo. La actividad inquisitorial comenzó a decaer en los siglos XVIII y XIX y se redujo el número de denuncias de forma considerable. En 1797 se planteó la idea de abolir la Inquisición en la metrópoli y en la América Hispana, pero no fraguó por la Revolución Francesa. Aun así, no sería hasta 1812 cuando los partidos representados en las Cortes llegaron a un acuerdo que marcaría el futuro de la Inquisición en la península y en los virreinatos americanos. Tras prolongadas y violentas discusiones dialécticas, en la Cámara se votó por una amplia mayoría que la Inquisición era incompatible con la nueva Carta Magna que, acompañada de flaqueza de las fuerzas borbónicas y el auge de las resistencias independentistas en Iberoamérica, incentivaron, años más tarde, el in del tribunal jurídico-religioso.