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El año 1976 señala el comienzo de una etapa diferenciada del Derecho del Trabajo, que se caracteriza por la confluencia de dos importantes procesos de cambio. Uno es la reconstrucción de las instituciones laborales (el contrato de trabajo, la negociación colectiva, las representaciones profesionales) sobre la base de la Constitución de 1978. El otro es la reforma del mercado de trabajo mediante la introducción (o el reforzamiento) de diversos criterios o principios de regulación, como la no discriminación en el empleo, la "flexiseguridad", el fomento de la ocupación y de la formación profesional y la conciliación del trabajo con la vida familiar. Uno y otro proceso han procurado dar respuesta a transformaciones de notable alcance acaecidas en la ordenación de la sociedad (implantación de la democracia parlamentaria) y en la vida económica y social (globalización, incorporación en masa de las mujeres al trabajo asalariado, nuevas tecnologías, prevalencia de la economía de mercado). El propósito de la obra ha sido estudiar estos cambios tanto desde una perspectiva de historia normativa como desde el punto de vista de la doctrina jurídica. Se ha procurado así ofrecer al lector no sólo un análisis detallado de las reformas laborales del período, sino también una valoración de los principios y normas analizados, a la luz de algunas modernas teorías de la justicia y de determinadas ideas y conceptos jurídicos que se consideran aplicables con utilidad en esta rama del Derecho.