Disponibilidad:
Sin existencias
30,00 €
28,50 €
Los índices no solo interesan al campo de la memoria, sino también al de la reminiscencia, conforme a la distinción que ha prevalecido entre estos conceptos a lo largo del Medievo y de la Edad Moderna. La memoria es —en palabras de Paolo Rosi— «ese fenómeno por el que nos vienen a la mente cosas del pasado, mientras que la reminiscencia es cuando intentamos recuperar en el pasado una parte perdida». Así, los índices, fruto de una elaboración consciente y documentada, son caminos para la recuperación de lugares del saber, «fragmentos» que pueden desaparecer si no se ofrece la posibilidad de recuperarlos.El índice no es un género literario: es un género funcional que sigue lógicas y estructuras que cambian gradualmente y se vuelven más precisas con el tiempo. Quienes construyeron índices —temáticos u onomásticos— intentaron ayudar al lector, incluso cuando no practicaba una búsqueda consciente, a identificar un hecho que emergiera del denso tejido de una obra. En este libro sobre índices en la era de la imprenta manual, el análisis de su utilidad predicado con varios tonos y en varias ocasiones se entrelaza con historias de personas y prensas, que conducen a la comprensión de los modos y tiempos de su elaboración y la lectura que de los mismos se podría, y aún se puede, hacer. Entre sus páginas descubrimos hasta qué punto los índices podían ser peligrosos, tanto que fueron prohibidos por la Iglesia de Roma, o útiles para no perderse por los meandros de obras como la Encyclopédie, por ejemplo, o cómo podían servir a los autores para circunnavegar —como Leopardi en su Zibaldone— el mar de sus pensamientos.