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El giro punitivo adoptado por las políticas penales en las sociedades avanzadas, no se refieren al simple binomio de "crimen y castigo." Se anuncia la creación de un nuevo gobierno de inseguridad social orientado a modificar los desajustes sociales provocados por la desregularización de la crisis económica y la reconversión del bienestar en un trampolín hacia el empleo precario. Dentro de este aparato liberal-paternalista, la policía y la cárcel han recuperado su misión original: amoldar a las masas, a las poblaciones, y a los territorios rebeldes dentro del orden económico y moral emergentes. Es en los Estados Unidos donde se ha inventado este nuevo código y política de marginalidad, como consecuencia de la reacción social y racial de los años 60, crisol de la revolución del neoliberal. Es por ello que este libro introduce al lector dentro del sistema penitenciario americano para examinar sus bulímicas entrañas de una estructura carcelaria erigida sobre las ruinas del estado de caridad y de los guetos de la comunidad afroamericana. Demuestra cómo, en la era de trabajo fragmentado, la regulación de las clases bajas combina el ‘subsidio laboral’ y el ‘subsidio carcelario’. Y el porqué la lucha contra el crimen representa a la vez una pantalla donde proyectar la nueva cuestión social; la generalización de la inseguridad laboral y su impacto sobre los emplazamientos vitales en las estrategias de planificación del proletariado urbano. Destapando dicho material y desarmando los muelles simbólicos de la punitiva concepción unilateral de que la ley y el orden barren por los países del primer y segundo mundo, este libro aporta su singular visión de antropología histórica del estado actual del triunfalismo neoliberalista. Y apunta una alternativa a los pornográficos castigos que conducen a las élites políticas de todo el mundo a emplear el sistema penitenciario como una gran aspiradora cuyo deber es ocuparse de los deshechos de la sociedad de mercado.